San Juan de Dios: patrimonio material de Colombia
- Arquitectura para tantos
- 3 sept 2020
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Actualizado: 7 ene 2023
A raíz del revuelo mediático acerca de este hospital histórico ubicado en la capital de nuestra República, es menester detallar que la lucha por su restauración o demolición no es un debate entre Gustavo Petro y Claudia López. Es una batalla entre el salvaje Neoliberalismo y el anterior estilo Republicano, entre el consumismo y la austeridad, entre la memoria y el indolente olvido.

Realizado por Luis Acosta Villarreal. 03 de septiembre de 2020.
Para llegar al debate mencionado es menester mencionar algunos antecedentes importantes de este hospital que es uno de los más longevos en el continente, algunos registros datan de 1735, en donde nuestro país era todavía una colonia española y traían de ese país los modelos de centros asistenciales. En este sentido se empezó a gestar una historia de emancipación antes que dominación, con el corre de los años este hospital se volvió un puente lleno de sueños, un bastión de la salud pública y de la medicina.
Saltamos alrededor de un siglo después, ya en 1834 por disposición de una ley orgánica, los hospitales ya no son parte de centros religiosos y se puede avanzar más profundamente en la investigación clínica. Luego en 1881 se creó el Consejo Académico

de la facultad de medicina de la Universidad Nacional de Colombia y se orden6 la construcci6n del anfiteatro (Ver imagen a su derecha) en uno de los patios del San Juan de Dios. Se form6 el gabinete de química y se crearon las cátedras de sifilografia y homeopana.
Ya en 1961, eI hospital entra por la senda de la modernidad y, en conjunto con la facultad de Medicina de la Universidad Nacional viven una época dorada, logrando destacado lugar técnico científico el Latinoamerica. Esto se debió a los diversos acuerdos que la Universidad Nacional estableció con universidades norteamericanas, que les enseñaron a capacitar al personal docente y a expandir la razón social de la Universidad, a tal punto que se crea el departamento de enfermería con una escuela de auxiliares. Se dictan cursos de radiología, instrumentadoras y auxiliares de anestesia adecuándose a las necesidades vitales de la nueva estructura del San Juan de Dios, con muchas más salas de atención a los pacientes tanto a nivel patológico, traumatico, atención a partos. Así como de tecnificación para estos procedimientos. Fajardo (1994).
Hasta este momento, se podría decir que los avances fueron progresivos y que el San Juan de Dios se convirtió en patrimonio de los bogotanos, pero a su vez por los avances de índole académica y médica, de Latinoamérica. Y que si bien es cierto que su episteme es de naturaleza colonial,

su estilo se fue encaminando en el Republicano, con una estructura no tan elevada y con colores no tan claros, además de tener los marcos en vez de los arcos coloniales, como así, podemos aseverar que desde el movimiento moderno y las incidencias norteamericamanas, se agregaron los antejardines que identifican este estilo arquitectónico. Pero todo no es color de rosa, en 2001 por presuntos déficit fiscales de recursos públicos, el San Juan de Dios fue inhabilitado y 3640 personas quedaron desempleadas y a 1500 trabajadores no se les pago la liquidación por los años de servicio. Castiblanco (2017).
Y esto responde a la Ley 100 de 1993, que pone a la salud como un servicio antes que un Derecho Fundamental, en vez de colocar a las empresas privadas en igualdad de condiciones con las empresas estatales, en realidad ocurrió todo lo contrario, esta ley potenció los intereses privados ya que se tomo de las arcas públicas sus principales inyectores económicos. Como consecuencia de ello, se ven estas atrocidades como el abandono de hospitales, abandono de los pacientes, y por consiguiente disminución de su salud. Se disminuye también las prácticas de medicina y enfermería, así como los escenarios posibles de investigación médica. Se pierden miles de empleos y se menoscavan cientos de hogares. A este sistema se le llama Neoliberalismo, el cuál nace en la Escuela económica de Chicago en 1992.
Ante este panorama, el San Juan de Dios es olvidado por el Estado en cabeza de los gobernadores de Cundinamarca, y fue hasta el gobierno de Gustavo Petro en noviembre de 2015 que le compró como alcalde de Bogota D.C. por 157 mil millones de pes

os al departamento de Cundinamarca que era gobernada por Guillermo Rivera. Esto con el fin de reactivar tanto las labores, como las actividades académicas e investigativas que tiene en su espalda el hospital. Pero no le alcanzó el tiempo, por que a pesar de adecuar las salas del hospital con un aporte de $ 6.726 millones según una noticia del Espectador (Los últimos contratos para el San Juan de Dios), el alcalde que lo sucedió, Peñalosa, volvió a olvidar al San Juan de Dios y ahora será demolido por Claudia López.
Ahora bien, los simpatizantes de la actual alcaldesa de Bogotá, se defienden diciendo que las criticas de Petro son netamente políticas. Pero vemos que no solo esas criticas se hacen desde la orilla política del Senador de Colombia Humana, sino también de otros políticos como María José Pizarro, Hollman Morris, y un Concejal de Bogotá que no es del partido de Petro, Carlos Carrilo del Polo Democrático que también crítica la decisión arbitraria de la alcaldesa, que contra dos decisiones judiciales y varios conceptos técnicos de expertos que aseguran que, demoler el edificio central del San Juan de Dios, significa aunque sea una parte, afectar toda la estructura del edificio y su vida útil. Ya que la intención es construir en en medio del San Juan de Dios, un hospital privado llamado Santa Clara, la expresión más salvaje de la imposición de lo privado sobre lo público. Como a su vez, también denuncia Petro que la elección del contratista para tal demolición, de la firma COPASA de origen española, tiene serias irregularidades, entre la más sonada el pago de sumas de dinero al Rey de España -Hoy exiliado por estás y otras irregularidades- para que asegurará sus construcciones en dicha Nación. Es decir, se le entrega a una firma con indicios de contratación ilícita una demolición a un patrimonio público nacional, en vez de invertirle dichos dineros a este.
Sin duda esto no es de Petro, esto es de honestidad, y de una clara disposición de devorar o sacar del escenario local, a un hospital público con edificaciones -al menos por dentro- para albergar y atender pacientes de escasos recursos, darle trabajo a miles de médicos que no tienen hoy mismo un trabajo y dejar a su vez a cientos de niños sin sustento. Esta es una lucha del voraz presente Neoliberal que no quiere preservar nada, romper con todo nexo del pasado que signifique protección estatal. ¿Ganará el olvido y se perderá la memoria? memoria llena de vida, experiencias investigativas y académicas. Eso está por verse.

Referencias bibliográficas
Castiblanco Molina, S. (2017). El hospital enfermo: análisis de la lucha de los trabajadores del Hospital San Juan de Dios en Bogotá, Colombia. Revista de Estudios Sociales, (62), 102-113.
Fajardo, H. A. (1994). Breve historia del Hospital San Juan de Dios y la educacion medica en la Universidad Nacional de Colombia. Revista de la Facultad de Medicina, 42(3), 167-169.
Los últimos contratos del San Juan de Dios. El Espectador. Recuperado de: https://www.elespectador.com/noticias/bogota/los-ultimos-contratos-para-el-san-juan-de-dios/
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